“La Cabaña”, una reflexión sobre el sentido del dolor
Actualizado: 14 de sep de 2020
La Cabaña es una película estadounidense, estrenada en 2017 (disponible en Netflix), que cuenta la historia de un hombre de familia triste y amargado tras la pérdida de su hija menor, lo que lo lleva a vivir un proceso difícil pero liberador de sanación interior.
En este artículo, se comentan cuatro elementos —de muchos otros— que valen la pena profundizar: la invitación, el diálogo, el sufrimiento y el perdón. Si no has visto la película, mejor no sigas leyendo; ¡aquí viene tremendo SPOILER!
Esta nota fue escrita con la colaboración de Elisabeth Von Ketteler y Carmen Villa.
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El cine es un medio y herramienta que desde el siglo XX ha ayudado a comprender el misterio de la vida humana. A través de las imágenes, muestra a personas comunes y corrientes que sienten, sueñan e imaginan, que tienen esperanzas, miedos y amores, entre otros.
En este sentido, el arte cinematográfico ha dado expresión fílmica al fenómeno del dolor humano en todas sus formas, pues junto con el amor, la verdad y el bien, es una de esas dimensiones ineludibles de la existencia humana.
¿Por qué Dios permite el sufrimiento? ¿Y el de personas inocentes? ¿Por qué no hace nada para detener el mal que causan algunos? Éstas son algunas preguntas que se plantean en la película “La Cabaña”, la que muestra a un Dios amoroso, preocupado por sus hijos y respetuoso de la libertad.
La Cabaña es una película estadounidense, estrenada en 2017 (disponible en Netflix), que cuenta la historia de un hombre de familia triste y amargado tras la pérdida de su hija menor, lo que lo lleva a vivir un proceso difícil pero liberador de sanación interior.
En este artículo, se comentan cuatro elementos —de muchos otros— que valen la pena profundizar: la invitación, el diálogo, el sufrimiento y el perdón. Si no has visto la película, mejor no sigas leyendo; ¡aquí viene tremendo SPOILER!
1. La invitación
Mackenzie recibe una nota firmada por “Papá” que le invita a ir a la cabaña donde fue encontrado el vestido de su hija asesinada. Más adelante en la película se evidencia que el autor de la invitación fue Dios. Él, quien nos ha creado por amor, respeta nuestra libertad. Y esa libertad incluye la dolorosa consecuencia de ver a sus hijos tomar malas decisiones. Nadie obliga a Mackenzie seguir las indicaciones de la nota, objetivamente parece una locura ir a este lugar, pero hay algo que ejerce una atracción muy poderosa sobre Él. En la cabaña escucha que Dios no quiere prisioneros.
El primer encuentro con quienes representan a la Santísima Trinidad literalmente desarma a Mackenzie, sus primeras lágrimas revelan la fuerza del encuentro con el Amor mismo. Su amor es gratuito y para poder seguir sus invitaciones no tenemos que tener las manos llenas.
Otra escena en la que se visibiliza que Dios no quiere sofocarnos en una relación esclavizante es cuando Sarayu le entrega las llaves del auto a Mack para que pueda irse si así lo quiere. El ambiente de confianza es cuestionante; si Dios confía así en mí, ¿cómo no confiar en Él?
2. El diálogo
La película muestra con mucho cuidado la importancia del diálogo. Nuestro diálogo con Dios es la oración. En la cena que comparten, Mack se asombra que las personas divinas estén preguntando sobre su familia. Del mismo modo nos podríamos preguntar; ¿No se supone que Dios lo sabe todo? ¿Acaso importa que le contemos de nuestra vida? La respuesta que recibe expresa la ternura con la que Dios nos mira: “Escogemos escuchar todo lo que dices como si lo estuviésemos escuchando por primera vez. Nos encanta conocer a tus hijos a través de tu mirada”.
A muchas personas les ha sido difícil cultivar su vida espiritual sin poder acceder a los sacramentos, sin poder ir a una iglesia a rezar. Por eso la tentación es grande; simplemente dejar de rezar, de ocupar este tiempo que antes cuidabamos para Dios con otras cosas. Más allá de ver (quizás) los streaming de la misa, ¿te has puesto a pensar cómo mejorar tu diálogo con Dios? ¿Cómo madurar y tener una relación aún más cotidiana, desde casa, con este Dios que nunca te abandona?
3. El sufrimiento
“La Cabaña” relata cómo la familia de Mack pasa por un tiempo de luto que parece desarticular los mismos lazos familiares. Para el personaje principal el dolor que experimenta se vuelve el “agujero” por el cual mira toda la realidad. Una de las primeras enseñanzas que nos da la película es que el sufrimiento tiene que ser integrado en nuestra vida; no puede dominarnos.
Aquí entra, evidentemente, el tema de Dios. ¿Cómo permite Dios el sufrimiento del inocente? ¿De una niña pequeña, de una mujer piadosa, de un hombre justo? ¿Es culpable de todo el mal que sucede?
La película disipa la idea de un Dios lejano y cruel que es indiferente frente a lo que nos duele. En uno de los muchos diálogos se le advierte que el mayor error es el de no creer en la bondad de Dios. Él no desea el mal para sus hijos. Sin embargo, respeta, como ya se dijo, la libertad de las personas. Al enfrentarse con la Sabiduría, personificada en una mujer, aquel que se atribuía el rol de juez sobre la realidad se ve humillado. Cuando finalmente hace el quiebre de ofrecer su vida en lugar de sus hijos empieza a entender el corazón de Dios.
En estos tiempos de pandemia difícilmente podemos huir de la pregunta del mal. Raniero Cantalamessa nos recomienda adoptar una mirada más cristiana frente a los acontecimientos. Los cristianos creemos en que Cristo ha transformado el sufrimiento humano y lo ha llenado de sentido de salvación. Como decía Santa Rosa de Lima; Fuera de la Cruz no hay otra escalera al Cielo. No podemos evitar el sufrimiento, no podemos negar la existencia del mal. Pero al seguir la invitación al amor y entrar en un diálogo constante con el Señor podremos asumirlo de una manera más cristiana.
4. El perdón
Para terminar con una breve nota sobre el perdón. Es especialmente en la relación de Mack con su esposa que se evidencia la dimensión destructiva de un dolor que no se sana. La vida familiar está al borde de quebrar. Se muestra que cada persona tiene que pasar por su propio proceso de sanación. El proceso por el que pasa Mack requiere mucha gracia. La obra pedagógica y gradual de Dios con él se revela con cada diálogo. Se subraya el poder purificador de las lágrimas y la importancia de entregar el corazón cada vez más al Señor para que Él lo libere. Monseñor José Ignacio Munilla suele decir: “El corazón no es de quien lo rompe sino del que lo restaura”. No seamos esclavos del dolor.
Finalmente, haber perdonado cambia la opción de volver a lo cotidiano, cambia todo. No hay nada que no sea significativo, no hay ningún acto, por más pequeño que parezca, que carece de valor frente a Dios.
CEC 272 : La fe en Dios Padre Todopoderoso puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del sufrimiento. A veces Dios puede parecer ausente e incapaz de impedir el mal. Ahora bien, Dios Padre ha revelado su omnipotencia de la manera más misteriosa en el anonadamiento voluntario y en la Resurrección de su Hijo, por los cuales ha vencido el mal. Así, Cristo crucificado es “poder de Dios y sabiduría de Dios. Porque la necedad divina es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad divina, más fuerte que la fuerza de los hombres” (1 Co 2, 24-25). En la Resurrección y en la exaltación de Cristo es donde el Padre “desplegó el vigor de su fuerza” y manifestó “la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes” (Ef 1,19-22).
Para profundizar:
-
Un artículo sobre el sufrimiento cristiano (link)
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La homilía de Cantalamessa en este Viernes Santo (link)
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¿Cómo sanar las heridas? Respuesta del padre Jacques Philippe (link)