Fátima: un llamado a estar cerca de Dios

Actualizado: 14 de sep de 2020


Fátima, 1917. Europa se encontraba en medio de la “Gran guerra”, que luego pasó a llamarse la Primera Guerra Mundial (nadie imaginaba que pudiera haber una segunda). Portugal había abolido la monarquía siete años atrás. El período de la Primera República impuso severas medidas anticlericales que llevaron a la expulsión de congregaciones religiosas, al cierre de conventos, a la anulación de matrículas en las facultades de teología, a la persecución y expulsión de obispos. Alonso Acosta, primer ministro portugués entre 1913 y 1914 dijo que pretendía erradicar el catolicismo y que dentro de tres generaciones este desaparecería por completo en su país.

En ese contexto la Virgen María se apareció a tres pastorcitos: los hermanos San Francisco y Santa Jacinta Marto y también a la prima de ellos, Lucía Dos Santos, cuyo proceso de beatificación está en curso. Ellos tenían ocho, siete y diez años respectivamente. El mensaje central de estas apariciones es el de buscar la salvación de los hombres.


Contexto cultural

Fátima era una aldea del concejo de Ourém. Los tres pastorcitos vivían en Aljustrel, una pequeña población perteneciente al ayuntamiento de Villa Nova de Ourém e iban a Fátima para llevar a sus ovejas a pastar.

El año anterior a las apariciones los los tres niños vieron al Ángel de la Paz, quien les pidió que rezaran mucho porque los Sagrados Corazones de Jesús y de María tenían respecto a ellos “designios de misericordia” y les exhortó a ofrecer oraciones y sacrificios.

Por ello, para estos tres pequeños no fue una sorpresa absoluta cuando el 13 de mayo de 1917 la Virgen se apareció por primera vez. Los niños vieron una luz muy brillante en Cova de Iría (cova significa cueva en portugués), como un relámpago que los deslumbró. Ellos “se asustaron, miraron al cielo el cual estaba completamente despejado y echaron a correr” (1) luego escucharon un relámpago más fuerte ante el cual se detuvieron e intentaron reunir las ovejas y pronto pudieron ver una figura femenina quien les dijo: “No temáis, no quiero haceros ningún daño”. Esta persona les dijo que en octubre se identificaría y que haría un milagro. También les pidió que fueran a verla en el mismo lugar el día 13 de cada mes. Ellos comprendieron que se trataba de la Virgen María.


Y empezaron los diálogos con la Madre de Dios

Lucía le preguntó si ellos irían al cielo a lo que ella asintió y dijo que para ello Francisco tendría que rezar muchos rosarios. María le pidió a estos niños ofrecer sacrificios y aceptar los sufrimientos en reparación de los pecados que ofenden a Dios. También les pidió rezar el Rosario diariamente para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra.

El 13 de junio los niños vieron la segunda aparición en la que algunos lugareños llegaron curiosos ya que los pastorcitos les habían contado a sus padres y el rumor había comenzado a correrse en Fátima. Los espectadores no pudieron ver a la Virgen pero sí sintieron los relámpagos que no venían del firmamento y que precedían las apariciones. Ellos quedaron impresionados de la piedad y el fervor de los tres pequeños.

La Virgen les dio una noticia que hizo sufrir mucho a Lucía: Jacinta y Francisco morirían pronto mientras que Lucía se quedaría muchos años más en la tierra para dar a conocer su mensaje. Y así sucedió. Francisco murió en 1919, Jacinta en 1920 mientras que Lucía, quien se hizo religiosa contemplativa, vivió hasta febrero de 2005. Murió a los 98 años en el monasterio Carmelo de Santa Teresa de Coimbra, donde pasó los últimos 46 años.


La verdad triunfó sobre las pruebas

Forzados por la madre de Lucía, quien no le creía a su hija, los niños fueron en junio a ver su párroco a quien le contaron lo sucedido. El sacerdote dijo que podría tratarse de un engaño del demonio, lo cual hizo sufrir mucho a Lucía.

Y justo, en las apariciones siguientes (el 13 de julio), la Virgen les mostró el infierno a los pastorcitos, lo que les causó un gran dolor al ver cómo las almas de tantos se perdían eternamente. Les dijo que muchas almas se salvarían si consagran el mundo a su Inmaculado Corazón. También les dijo: “Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, las naciones serán aniquiladas. Por fin mi Corazón Inmaculado triunfará”.

Un mes después los niños tenían de nuevo una cita con la Virgen pero no llegaron. En su camino a este encuentro fueron tomados presos y llevados donde el administrador de Ourém quien los sometió a un interrogatorio y los amenazó con hervirlos en aceite en caso de que siguieran diciendo que la Virgen se les había aparecido. Pero no lograron nada. Los niños insistieron en que era cierto aquello que habían visto. Dos días después los tres pastorcitos recuperaron su libertad. Lo que más les hizo sufrir, especialmente a Francisco, fue el haber perdido su cita con la Virgen. Según varios curiosos que llegaron ese día al lugar de las apariciones, un trueno sonó a la hora que ella se aparecía y era similar al de las tres apariciones anteriores. La Virgen había llegado pero los niños no estaban. Cuatro días más tarde, el 17 de agosto, se apareció en el mismo lugar y les reiteró el milagro que haría en octubre.

Dos meses después, el 13 de octubre de 1917, ocurrió el famoso milagro de la Danza del sol delante de unos cien mil espectadores: desde periodistas escépticos, gente curiosa, hasta fieles creyentes. El sol comenzó a brillar más fuerte para luego temblar, dio vueltas sobre sí mismo, proyectó luces de diferentes colores (verde, rojo, azul, naranja) y luego empezó a bailar en zig zag. En un momento pareció desprenderse del firmamento y avanzar hacia la tierra hasta que se detuvo. Este fenómeno duró unos diez minutos. Los principales medios de comunicación registraron este hecho.

Y aunque a principios del siglo XX Portugal corría el riesgo de que su fe quedara erradicada, hoy este país tiene un 88 por ciento de católicos (2). Además el santuario acoge a más de cinco millones de personas anualmente. Este año la situación de pandemia lo ha obligado a cerrar sus puertas como a los diferentes lugares santos alrededor del mundo. Sin embargo, el santuario de Fátima ha organizado una peregrinación virtual que se puede realizar en varios días (para acceder a ella haz click aquí)

Muchas personas al conocer la historia de las apariciones de la Vírgen de Fátima se han encontrado con el amor de Dios y han cambiado de vida. Como dijo monseñor Antonio Marto, obispo de Leiria - Fátima: “El milagro más importante de Fátima no es propiamente la danza del sol sino la conversión del corazón y de la vida de tanta gente que sucede aquí sin que se vea y que también podemos llamar la “Danza de la conversión”, al ritmo de la música de Dios que resuena en el Magníficat de la Virgen y llena de alegría”(2)



Fuentes:

  1. “Cien años de luz”. Fátima, un foco de paz desde 1917. Darío Chimeno y José María Navalpotro. Ediciones Palabra, 2017.

  2. Estadísticas de la Iglesia Católica en Portugal. Revista Ecclesia. 4 de mayo de 2017.