De Latinoamérica al mundo: Madres de la música religiosa

Actualizado: 14 de sep de 2020

La música latinoamericana representa la multiculturalidad y diversidad de las naciones y culturas del continente. Estilos, ritmos, melodías… música caracterizada, en muchas ocasiones, por la mezcla de historias de mujeres y madres que han captado y reflejado su vida a través del arte y la fe.

En el siguiente artículo Álvaro Bravo nos cuenta sobre la vida de algunas compositoras latinoamericanas de música religiosa ¡Te invitamos a leerlo!


Por Álvaro Bravo

Compositor y estudiante del Instituto de Estética UC

Oyendo al mar del olvido, mezo a mi niño: música sacra y compositoras latinoamericanas

Dedicado a Marta Canales Pizarro

(1895 – 1986)



No puedo negar que escribir este breve artículo ha sido un desafío. Y es que nos adentraremos en el mar de lo “olvidado”, de aquello que ha sido borrado casi completamente de la memoria cultural de los pueblos y que vive en una agonía muda, aferrándose a los pocos hilos que le sostienen de fallecer.

La relación entre compositoras latinoamericanas de tradición escrita, la música religiosa y la maternidad es aún una deuda importante tanto en la investigación histórica, religiosa y musicológica, como en el desarrollo y conocimiento de la cultura por parte de la sociedad actual. Si bien existen múltiples iniciativas de investigadores y estudiosos respecto a estos temas, aún siguen siendo insuficientes. No son pocos los casos que evidencian que recién en esta década se han conocido composiciones de artistas que firmaron bajo pseudónimos de hombres: con el nombre de sus esposos, maestros, hermanos o que simplemente tuvieron que caer en el anonimato para poder ser editadas. Esto, sumado a que existe un número importante de personas que no conocen siquiera alguna compositora más allá de lo que suceda en la música popular actual.

Quienes tengan la memoria más fresca podrán apuntar algunos nombres en el contexto chileno, como Margot Loyola o Violeta Parra. Sin embargo, si nos adentramos en el mundo de la música sacra, pronto nos encontramos mudos, encogidos de hombros, pues ha sido un ámbito de la cultura dominado fuertemente por hombres blancos europeos como Bach, Handel, Palestrina, entre otros. En este sentido, si bien existen las respectivas excepciones, la música sacra latinoamericana tampoco ha logrado consolidarse con la misma fuerza en un ámbito globalizado como lo ha hecho la europea o estadounidense.

Estos diversos factores, en conjunto con otros muchos, ha traído como consecuencia la invisibilización del legado de las compositoras latinoamericanas, quienes han estado en un tacet de décadas o siglos. Lo que planteo no es con un fin de hiperbolizar o generar fricciones con la cuestión, sino más bien establecer parte del contexto en que nos encontramos hoy por hoy y mostrarle al lector parte de ese pasado fragmentado que nos llega a nuestras manos. Esto último es fundamental, pues muchas veces se tienen las partituras de las obras, pero se carece de grabaciones o al revés: sólo queda una grabación y la partitura original se pierde.

Como se puede ver, es difícil dar un panorama de Latinoamérica en torno a compositoras de música sacra y la relación con la maternidad, por lo que nos adentraremos someramente a casos particulares para poder darnos un breve panorama en torno al asunto:


Emma Wachter Ortiz (1891 – 1975): compositora, cantante y profesora chilena. Ferviente seguidora de la poesía mistraliana, es considerada una de las compositoras chilenas que ha musicalizado más versos de la poeta. Al igual que la poesía de la ganadora del Premio Nobel, se aprecia una visión que mezcla elementos tradicionales y cristianos en torno a la figura de la madre que cuida a su hijo recién nacido, en una atmósfera que dibuja la escena mistraliana a través del acompañamiento del piano y la línea melódica. Dejamos aquí las obras Meciendo y La Noche.




Beatriz Corona (1962): compositora, directora y productora musical nacida en La Habana, Cuba. Se ha destacado fuertemente por sus obras corales, estableciéndose como un referente latinoamericano de la música tonal actual. En su obra que musicaliza los versos latinos del Ave María, nos lleva por armonías dulces e íntimas que permiten conectar con la visión espiritual de la madre en la religiosidad cristiana.


Diana Arismendi (1962): compositora y profesora venezolana de música contemporánea. Posee un extenso y variado catálogo de obras, dentro de las cuales existen algunas de carácter religioso. La pieza que escucharemos, Stabat Mater (2009), es para soprano, instrumentos antiguos y electrónica que hace uso de la intertextualidad entre obras y estéticas para contrastar, variar o enfatizar el texto latino. A diferencia de las obras anteriores, presenta un carácter más frío y lúgubre pues está escrita en memoria de su madre recientemente fallecida. De esta manera, nos muestra otra cara de lo que implica la maternidad: en algún momento existe la “separación de los hijos en un plano terrenal”.




En este punto debo hacer las menciones honrosas correspondientes. Uno de ellas es a Marta Canales Pizarro (1895 – 1986), compositora, directora y violinista chilena que este 2020 cumple 125 años de su natalicio. Lamentablemente, no existen grabaciones en línea de las obras de esta artista, por lo que no pudo ser añadida a la lista como bien se merece. Otras menciones muy necesarias son para Gloria López Barrera (Chile, 1909 – 1981), Isabel Buenaventura (Colombia, 1903– 1973), Modesta Sanginés (Bolivia, 1832 – 1887) y Modesta Bohr (Venezuela, 1926 – 1998), que poseen diversas obras en torno al tema pero aún no son posibles de escuchar. Dejemos la bahía del olvido y embarquémonos al mar del recuerdo.