Baile y fe en las alturas, celebrando a la Virgen de Ayquina

Te invitamos a leer la historia de esta festividad, que empieza con una aparición y se reinventa en lo virtual para venerar a la Virgen en el Norte.

La fiesta de la Virgen de Guadalupe de Ayquina, a la que asisten cerca de 70.000 visitantes, se celebra entre los días 4 y 10 de septiembre, siendo el 7 en la noche y el día 8 los momentos más importantes y concurridos.


El pueblo de Ayquina se ubica a 74 kms de Calama, en la Provincia del Loa, Región de Antofagasta, Chile. Tiene cerca de 50 habitantes, y tiene una altura de 3.000 metros sobre el nivel del mar, lo que genera mayor desafío para actividades que requieren ejercicio físico, como por ejemplo, el baile.


La tradición oral cuenta que en diciembre de 1646, un niño llamado Casimiro Saire, pastoreaba los corderos por el sector cuando se le apareció una mujer de la cual se hizo amigo. Después de varios días en que Casimiro contaba que había estado jugando con ella, sus padres fueron a verlo y lo encontraron en un árbol jugando con un niño, que de repente desapareció. Su padre, al acercarse al árbol en que estaba su hijo, se encontró con una imagen de la Virgen y el Niño Jesús en sus brazos. Reconocieron que esa imagen era de la Iglesia de Turi y se había perdido hace años, por lo que la regresaron al templo. Sin embargo, la Virgen siempre se iba y volvía a aparecer en donde la encontraron. Desde entonces se construyó una capilla en el lugar y los peregrinos comenzaron a ir hasta allá a pedirle favores a la Virgen y depositar sus penas y alegrías. (1)


Con los años, la Virgen de Guadalupe de Ayquina se ha convertido en la patrona de los mineros de Chuquicamata, quienes acuden a ella con mandas, bailes y una gran devoción. (2)


Nuestra Madre de Guadalupe es una imagen que con sólo mirarla te enamora. Yo creo que todo aquél que tenga algún problema, una pena, yo creo que no hay mejor esperanza que colocarlas ante los ojos de nuestra madre” René Panire para “Fiesta de la Virgen de Guadalupe de Ayquina” (3)


Para profundizar más sobre la fiesta de Ayquina, entrevistamos a Felipe Palma, académico de Antropología UC, quien nos contó sobre su mirada antropológica de la fiesta, la cual conoció de mejor manera en su trabajo de investigación y desarrollo para el documental “La Región”.

Desde tu experiencia realizando el documental “La Región” ¿Cómo describirías la fiesta de la Virgen de Ayquina?

El documental La Región (2016) fue realizado en el Desierto de Atacama y narra el viaje desde el corazón productivo del cobre hacia el poblado de Ayquina en el interior de los Andes, donde los habitantes de Calama viajan para celebrar una fiesta ritual poblando el paisaje de seres fantásticos y mitológicos. A través de la danza, los trajes y la música, los asistentes de la fiesta son transportados a una nueva dimensión, en un esfuerzo por compensar las fuerzas contradictorias que rigen su vida cotidiana. Enmarcado en los sobrecogedores paisajes de la costa, la pampa y las montañas, este trabajo reflexiona acerca del auge y muerte de los ciclos mineros, mostrando cómo los habitantes de estas regiones son capaces de abrirse paso en medio de un universo muchas veces inhóspito y cambiante. Narrado a través de una perspectiva de observaciones, imágenes de archivo y secuencias cercanas a la ficción, el documental indaga en la relación entre la gran explotación del cobre chileno y las fiestas rituales que de ésta surgen.

¿Cuáles son los hitos de la fiesta y cuáles consideras tú que son los más importantes desde el punto de vista comunitario?


En cuanto a las fases más relevantes del ritual, es necesario notar que estas se enmarcan entre una combinación de tiempo y espacio, logrando solo allí la eficacia simbólica buscada. En su dimensión espacial, la fiesta transcurre en el espacio tripartito conformado por la iglesia (lugar cerrado), la plaza (lugar abierto e intermedio) y el exterior o alrededores de la plaza. Este último es el lugar de espera, mientras la plaza es el lugar de tránsito donde se realiza la performance del ritual, el que solo una vez concluido, permite acceso al lugar sagrado por parte de los grupos de baile. Temporalmente, y siguiendo a Pedro Morandé, la performance en la plaza se convierte en una especie de seducción, donde se le ofrenda a la imagen sagrada las distintas posibilidades de la existencia (expresada en los bailes: Osada, diablada, morenos, Vaqueros, Pieles rojas, Marinos, etc.), buscando convencer a la imagen que deje su refugio y venga con los bailarines a recorrer el desierto. De este modo, desde un punto de vista temporal, el momento más importante de la fiesta es cuando la imagen sale del templo durante la noche, para al día siguiente salir en procesión junto a los devotos de Ayquina. De esta manera se completa el círculo, y desde lo más profundo de la quebrada surgen las fuerzas sagradas cristalizadas vicariamente en la imagen, quien viaja hacia la llanura para encontrarse cara a cara con las montañas (deidades tutelares del mundo andino). En este sentido, la tríada andina de lo terrestre, lo subterráneo y las alturas, se conectan mediante este proceso ritual basado en la performance, el baile y la seducción.

Desde tu experiencia en terreno, ¿Qué valor consideras que tiene la Antropología para conocer este tipo de festividades? ¿Algún ejemplo - recuerdo que quisieras compartir?

Desde mi punto de vista, el rol de la antropología no está restringido a describir desde un punto de vista analítico estos rituales, siendo su complejidad y dinamismo siempre superado por lo que puede ser transmitido por medio de la palabra (ya sea escrita u oral). Es un ritual basado en la presencia y reciprocidad, concediendo un espacio muy limitado a lo escrito. En este sentido, la antropología más que dar explicaciones de qué es la fiesta, debe contribuir a ella mediante la creación de figuras (en mi caso, una película documental) que ayuden a complejizar el evento festivo, aportando con una capa más a su incesante y continua red de relaciones y representaciones. El antropólogo, en definitiva, debe ser un actor más de estas fiestas, contribuyendo a su constante reproducción y variación mediante la creación de figuras narrativas (escritas, visuales o de cualquier otro medio que se considere). Hay que inmiscuirse activamente reforzando el plano de la reciprocidad en torno a preguntas compartidas entre investigadores e investigados.

¿Cómo se vive la interculturalidad durante los días de fiesta?

Respecto a la interculturalidad, la fiesta de Ayquina, a diferencia de otras festividades más pequeñas de la zona, está abierta a todos quienes quieran participar. Es más, las características actuales de esta festividad (desde los años 90 en adelante) está configurada interculturalmente. Con esto quiero hacer notar que la magnitud contemporánea de la fiesta solo se logra con la expansión minera hacia el norte grande post-dictadura, donde poblaciones de diversas partes de Chile se encuentran en este desierto y, sin tener donde expresar sus propias tradiciones rituales, se agrupan en Ayquina y lo transforman en un centro (espacial y temporalmente) donde expresar y combinar todas estas culturas que han llegado al desierto. De forma similar a lo que se observa en la Tirana, aunque incorporando más elementos propios de los Andes, la fiesta de Ayquina se basa en un principio intercultural, donde diversas tradiciones se entremezclan, modifican e influyen para dar forma a este ritual.

¿Qué impacto crees que podría tener el COVID 19 en las futuras celebraciones de la fiesta, enfocado en el ámbito de los hitos de la festividad y su carácter comunitario?

Respecto a las restricciones sanitarias, es interesante notar que las fiestas de los Andes (y sus variaciones actuales) siempre han estado en conflicto con fuerzas externas que han intentado, o bien controlarlas o bien eliminarlas. Desde la experiencia de extirpación de idolatrías durante la colonia llevada a cabo por la Iglesia – la cual tuvo un fuerte impacto en la zona- hasta los intentos de la república por chilenizar la fiesta, estos rituales se han visto sometidos a una constante presión, encontrando siempre estrategias de sobrevivencia y variación en post de su continuidad. Esta resiliencia festiva se ve nuevamente puesta a prueba en el contexto COVID, donde los distintos grupos de baile idean estrategias de la más variada índole para continuar con su devoción, más aún durante los días de fiesta. Entre estas estrategias destaca la creación de altares domiciliarios, los cuales son transmitidos por plataformas en vivo pudiendo observar las distintas acciones rituales que se realizan en torno a ellos. Destacan también los encuentros y diálogos virtuales que reproducen el sentido de comunidad. Es destacable que la densidad de relaciones sociales de cada baile, así como de la central de bailes de la fiesta, ha tenido gran ductilidad para transformar sus vínculos presenciales en espacios digitales, demostrando una vez más que la devoción al santuario Ayquina seguirá con igual o mayor fuerza a pesar de todas las circunstancias adversas que ha debido sortear desde hace siglos hasta la actualidad.

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Si estás interesado/a en conocer más de la fiesta desde una perspectiva visual, te contamos que la Corporación Cultural de Las Condes tiene a disposición del público una exposición virtual gratuita del fotógrafo Pablo Valenzuela aquí.



Fuentes:
  1. La increíble historia de la Virgen de Ayquina, Diario La Estrella de Antofagasta. Disponible en: https://www.estrellaantofagasta.cl/prontus4_nots/site/artic/20050907/pags/20050907032407.html#:~:text=Cuenta%20la%20leyenda%20de%20una,con%20una%20se%C3%B1ora%20muy%20bonita.